viernes, diciembre 30, 2005

MANTENER EL PESO IDEAL

• Para todo el mundo, mantener un peso ideal es dificultoso
• Es importante saber cual es el peso ideal para cada uno
• Consejos para ayudar a mantenerlo
• Conducta alimentaria y peso ideal
• Perspectivas de nuevos tratamientos para este tema.

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El ideal de belleza ha existido en todos los tiempos, aunque ha ido variando con el pasar de los años. Es importante recalcar que en la sociedad moderna este ideal tiende hacia la delgadez y los rasgos afinados. Por esta razón es que existe mucho prejuicio con las personas que se alejan de este “ideal”, y esto lleva a darle una importancia tan grande al tema de las dietas.

Es realmente dificultoso para cualquier persona lograr completar una dieta rigurosa, tanto esta sea controlada por un nutricionista o una dieta “mágica” (ver “Mitos y Verdades acerca de las Dietas”), pero tan importante y difícil es mantener el peso al que se ha descendido. Generalmente se puede notar que una vez alcanzado cierto peso en un plan nutricional, si es que no se hace una manuntención de una correcta alimentación dada par la educación que proporciona un buen nutricionista, el peso no se mantiene, y tiende a aumentar. Este es un problema que nos saca el sueño, y que luego del penoso esfuerzo, los kilos perdidos se vuelven a ganar. Hace ya unos años se viene estudiando el problema y nuevas estrategias más o menos efectivas se han desarrollado. Una de las principales es la educación. Un profesional idóneo tiende a concientizar al paciente del hecho de que se deben respetar las cuatro comidas y las dos colaciones, con una ingesta calórica adecuada al peso, la altura y la edad.

Sin embargo, como ocurre muchas veces, la industria farmacéutica se ha metido en el tema, por un interés netamente comercial, y ha buscado los mecanismos fisiológicos y patológicos por los cuales se regula la cantidad de grasa (lípidos) en el organismo. Esto ha redundado en los últimos años en una serie de conocimientos muy acertados que permitieron descubrir una hormona, la leptina, que se encuentra íntimamente implicada en la señalización o transmisión de información al cerebro sobre la cantidad de grasa que tenemos y en consecuencia la implementación de mecanismos tendientes a disminuir o aumentar la misma en el cuerpo. Este artículo tratará de mostrar los tratamientos actuales para mantener el peso corporal dentro de parámetros normales y las perspectivas cercanas que se abarajan respecto de la leptina como hormona en el tratamiento de la obesidad y la manuntención del peso ideal.

EL PESO IDEAL

Muchas personas se involucran en dietas para descender de peso por un razón estética, sin embargo la razón par la cual tantas veces retornan a un peso casi fijo (si la nutrición es adecuada) es que el cuerpo posee un peso ideal, marcado por cuestiones genéticas que determinan secreciones hormonales, masa muscular, talla, y cantidad de grasa (además de otro tanto de parámetros). Este peso ideal es al que se retorna luego de mantener una dieta. Los nutricionistas tratan de llegar al mismo, guiados por tablas basadas en la talla, la superficie corporal y el peso, que da un índice bastante fidedigno denominado índice de masa corporal (IMC). Se obtiene dividiendo el peso por nuestra talla en metros al cuadrado. Los valores según la tabla de IMC son:

IMC= peso actual / (altura2)

La obesidad se considera una enfermedad ya que está asociada a la generación de factores de riesgo que van desde la hiperlipidemia (que lleva a la formación de placas de colesterol), a la resistencia a la insulina (que lleva a la diabetes), al desgaste prematuro de las superficies articulares y otras más. Según la clasificación del índice de masa corporal, se llama obesidad cuando este supera los 30 Kg/m2. No hay que confundir obesidad con un mero sobrepeso o con un peso ideal que no corresponde con la idea de belleza que llevamos dentro. El último punto lleva muchas veces a enfermedades muy graves tales como la bulimia y la anorexia.

LA NUTRICIÓN ADECUADA Y LA CONDUCTA ALIMENTARIA
Características debe poseer una dieta

Una dieta no necesariamente implica pasar hambre. Si se encuentra bien diseñada, esto no ocurre, se logra bajar de peso, y mantener un equilibrio de nutrientes y oligoelementos. También una dieta debe estar amoldada a la capacidad psíquica de una persona para que la misma no implique sufrimiento ni recaídas. Es importante tomar en cuenta el tipo de vida que lleva adelante la persona, si esta es sedentaria o si en cambio esta plagada de ejercicio físico, o si en el caso de una mujer está embarazada, o si el destinatario es un niño o una adolescente en crecimiento. Los gustos por los alimentos deben ser considerados.

Conducta alimentaria

Es muy importante aprender a comer y tener hábitos alimentarios adecuados. A esto se llama el respetar las cuatro comidas y las dos colaciones cada día, con un valor calórico total amoldado a cada persona. Toda conducta que se sostiene en el tiempo se transforma en un hábito, y esta es la manera de llagar a un peso equilibrado.

La pirámide alimentaria nos acerca el concepto de que es más importante la calidad sobre la cantidad de los alimentos. Se debe respetar los porcentajes de hidratos de carbono, proteínas y grasas en cada comida, y la sumatoria de la cantidad ingerida por día nos dará la cantidad de calorías totales, y en base a esto se planeará una dieta.

Un hábito a tomar en cuenta es el consumo de agua para favorecer la función renal. Para saber si se está ingiriendo una correcta cantidad de la misma es importante el color de la orina (que implica si está concentrada o no). Los colores claros significan buena ingesta de agua y los oscuros ingesta inadecuada.

La sal es un condimento que debe ser disminuido en una dieta equilibrada. Los alimentos en general aportan una cantidad de la misma adecuada, y muchas veces no es necesario agregarle más. Aprender a comer con poco sodio es crucial, y en muchos casos ayuda a controlar la presión arterial.

Ejercicio

El realizar deportes aeróbicos nos permite equilibrar el gasto calórico y también ejercitar y fortalecer los músculos y tendones, logrando elasticidad. Los deportes más recomendados son el nadar, caminar, o andar en bicicleta.

LEPTINA: UN TRATAMIENTO NO TAN LEJANO

Se ha descubierto ya hace unos pocos años una nueva hormona que secreta el tejido adiposo (células que almacenan la grasa corporal) y que se ocupa de informar al cerebro de la cantidad de grasa corporal y de esa manera actuar en consecuencia. Esta hormona es el blanco de la industria farmacéutica mundial para buscar una cura a la obesidad y tratar los problemas de sobrepeso. Es importante resaltar que un producto derivado de estas investigaciones no es producto de la ciencia ficción, ya que ensayos en humanos publicados en Julio de este año señalan que sería un buen agente para evitar la ganancia de peso luego de una dieta.
Cuando se libera mucha leptina se le está indicando al cerebro que los depósitos de grasa se encuentran colmados, y por ende se deberían tomar mediadas coma para bajarlos, tales como disminuir el apetito, aumentar el gasto calórico, liberar más hormona tiroidea, y varios mecanismos más. Lo que pasa es que en ciertas personas con obesidad alguno de los mecanismos falla, o incluso la señal hormonal no se puede transmitir. Esto puede llevar a la obesidad. En el obeso se encontró que existe un defecto en el receptor de la leptina en el cerebro y por ese motivo los transportadores de leptina se saturan y no pueden llevar la leptina al cerebro mandando una señal a nuestro cuerpo de exceso de leptina circulante y eso favorece aun más la obesidad. Se le ha llamado el síndrome de resistencia a la leptina.

Autor: Dr. Santiago Cortesi, médico
Fecha: 16/12/2005
Contacto: scortesi@gmail.com

Fuente: http://www.buenafuente.com/salud/lenota.asp?idnota=7745

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sábado, diciembre 24, 2005

MEJORAR LA VIDA SEXUAL

DIARIO CLARIN - SALUD - 19 de octubre 2005

Mejorar la vida sexual: otra razón para bajar de peso

En Estados Unidos, un grupo de investigadores descubrió que no hace falta tener un cuerpo perfecto para mejorar la vida sexual, pero que bajar el 10 por ciento del peso corporal ya implica grandes beneficios para la intimidad.

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Una pequeña pérdida de peso puede hacer maravillas con su vida sexual, sostienen algunos expertos. Entre ellos, el psicólogo Martin Binks de la Universidad de Duke, que presentó el lunes un estudio ante la Sociedad de Obesidad, mostrando que la pérdida de unos pocos kilos puede mejorar la vida sexual, ya que las personas se sienten mejor con sus cuerpos.

“Uno obtiene muchos de beneficios con una pérdida moderada de peso del 10 por ciento”, expresó Binks. “Es un mensaje maravilloso. No es necesario alcanzar un peso ideal para ser una persona saludable y feliz”.

Se trata de uno de los pocos estudios que examinan los problemas mentales y emocionales que puede causar la obesidad en la intimidad, no sólo los inconvenientes físicos como el desequilibrio hormonal o la impotencia. “No se han realizado muchas investigaciones en esta área”, manifestó la doctora Susan Yanovski, directora de investigaciones de obesidad en el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y de Riñón. Mejorar la vida sexual “podría ser otra buena razón para perder peso si usted es obeso”.

En el estudio participaron 161 mujeres y 26 hombres de un promedio de 45 años, con un índice de masa corporal promedio de 41. Las personas que tienen una marca de 30 o más en este indicador que tiene en cuenta la altura y el peso, son consideradas obesas.

Todas estaban inscriptas en un programa de dietas del Centro Médico del Condado Hennepin de Minneapolis, y habían perdido el 17,5 por ciento de su peso después de un año, y el 13 por ciento después de dos años (recuperaron algo del peso que habían perdido inicialmente). Respondieron preguntas sobre la calidad de su vida sexual cuando comenzó el estudio, y cada tres meses posteriormente. La mejora de actitud más llamativa apareció a los tres meses, cuando habían perdido el 12 por ciento de su peso inicial.

En un principio, el 68 por ciento de las mujeres dijo que no se sentía atractiva sexualmente. Un año después de la dieta, sólo el 26 por ciento pensaba así. Al comienzo, cerca de un 63 por ciento no quería que las vieran desnudas, pero sólo un 34 por ciento opinó igual un año después. Inicialmente, el 21 por ciento de las mujeres dijo que no disfrutaba de las relaciones sexuales, y sólo el 11 por ciento respondió así después de un año.

“La cantidad de hombres en el estudio limita lo que podemos decir sobre los hombres”, pero los sentimientos de poca atracción y la falta de deseo de que los vieran desnudos también se aplican a ellos, dijo Binks. Incluso cuando muchos de ellos querían tener relaciones sexuales, el exceso de peso hacía que fuera una experiencia traumática.

Fuente: AP - Diario Clarín
conexiones@claringlobal.com.ar
http://www.clarin.com/diario/2005/10/19/conexiones/t-01073580.htm

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sábado, diciembre 10, 2005

ANEMIA EN EL EMBARAZO

UN ESTUDIO REALIZADO ENTRE 2.097 MUJERES EN NUEVE HOSPITALES PUBLICOS

El 40% de las embarazadas llega al parto con anemia por falta de hierro. Un déficit que aumenta los riesgos de salud para las madres. Y sus bebés nacen con menos peso.

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Un estudio realizado en nueve hospitales públicos de diferentes provincias reveló que el 39,5% de las embarazadas llega al parto con anemia por falta de hierro, lo que implica riesgos para el bebé pero, sobre todo, para la propia madre. “Algo no se está cubriendo lo suficientemente bien”, señala la doctora María Gabriela Berta, directora de Planeamiento de la Fundación Argentina contra la Anemia.

Esta institución encaró la investigación con la Federación Argentina de Sociedades de Ginecología y Obstetricia (FASGO), entre octubre de 2004 y abril de 2005. Se recogieron datos de 2.097 embarazadas internadas para el parto en hospitales públicos de Tucumán, Catamarca, Corrientes, San Martín de los Andes, Mendoza, Córdoba, Capital y el Gran Buenos Aires. Sólo se excluyeron los embarazos múltiples.

Los resultados fueron preocupantes: el 39,5% de las mamás tenía 11 gramos o menos de hemoglobina por decilitro de sangre; es decir, estaban anémicas. En el 17,6% de los casos, esta proteína no llegaba a 10 g/dl. Y el 5,8% registraba valores inferiores a 9 g/dl, lo que significa una anemia grave. Fuera del embarazo, el valor límite es de 12 g/dl.

Se trata de anemia ferropénica: cuando el aporte nutricional de hierro es insuficiente, la médula no está en condiciones de producir el número adecuado de glóbulos rojos, o los que elabora carecen de la cantidad necesaria de hemoglobina. Esta proteína es la encargada de transportar el oxígeno a todo el cuerpo.

En el embarazo aumentan los requerimientos de hierro, que llegan a unos 1.000 miligramos: 300 para el feto y la placenta, 500 para la expansión de la masa eritrocitaria (el volumen total de glóbulos rojos), y 200 que se eliminan con materia fecal, orina y piel. “Hace falta un aporte diario de 6 a 7 miligramos por día, lo que excede las reservas de hierro del organismo”, apunta Leonardo Kwiatkowski, jefe de Ginecología y Obstetricia del Hospital Fiorito, de Avellaneda.

“A medida que avanza el embarazo, aumenta la capacidad de absorción de hierro por parte del intestino, que llega a triplicarse. Pero con la dieta sola no se llega a suplir las necesidades“, señala el presidente de FASGO, doctor Carlos Ortega Soler. Por esa razón, los obstetras prescriben un suplemento de hierro, que aumentan en caso de anemia. “No son medicamentos que se puedan administrar sin control médico”, advierte Berta.

Sin embargo, el estudio no mostró diferencias significativas entre quienes habían recibido este refuerzo y las que no lo tuvieron. Entre las mujeres con 11 o más g/dl, sólo el 37% había consumido hierro fuera de la dieta, mientras que entre las embarazadas anémicas, lo había usado el 40%.

Ortega Soler plantea explicaciones posibles: “”No sabemos si tenían reservas de hierro cuando comenzaron la gestación. Las mujeres van tarde a la primera consulta, y el suplemento no alcanza a cubrir el faltante al momento del parto. Tampoco siguen bien el tratamiento: se necesita más de tres meses de tratamiento firme para corregir una anemia moderada”.

Los datos mostraron además una tendencia preocupante: a mayor déficit de hierro, menor peso del recién nacido. Mientras los bebés de las mamás no anémicas nacieron con un promedio de 3,257 kilos, los chiquitos de mamás con anemia severa pesaron en promedio 3,093 kilos.

La anemia tiene que ser muy grave —menos de 6 g/dl— para que afecte seriamente al bebé, “porque la madre le pasa todas sus reservas”, indica Ortega Soler. Las consecuencias más serias las tiene la mujer: restricción del crecimiento fetal, aumento del riesgo de prematurez, prolongación del período expulsivo, por disminución de la fuerza muscular —lo que puede implicar complicaciones en el parto— y, en anemias severas, aumento del riesgo de mortalidad posparto.

Por otra parte, la mujer pierde al menos 500 mililitros de sangre durante el parto, lo que eleva el déficit de hierro. Otra pérdida de hierro, aunque menor, se registra cuando amamanta. Por esa causa, la doctora Berta insiste en “cuidar la salud de la madre después del parto”: la anemia produce cansancio y apatía, lo que dificulta el cuidado de un bebé que demanda mucha atención.

Sibila Camps scamps@clarin.com

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Prevención

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que la mitad de las 2.000 millones de personas anémicas que hay en el mundo sufre de falta de hierro por déficit nutricional. La entidad señala que, para combatir la anemia (”indicador de una pobre nutrición y una mala salud”) hace falta un enfoque integral. Esto significa que una mala alimentación no se compensa con pastillas e inyecciones de suplementos de hierro. Resulta imprescindible que las mujeres comiencen el embarazo con reservas suficientes de hierro y que se realicen todos los controles periódicamente. Y eso se llama medicina preventiva.

Claudia Amigo camigo@clarin.com

Fuente: Diario Clarín
http://www.clarin.com/diario/2005/12/02/sociedad/s-04201.htm

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