viernes, marzo 21, 2008

SÍNDROME METABÓLICO: ENEMIGO DEL CORAZÓN

En España, uno de cada tres adultos cumple los criterios para sufrir el síndrome metabólico. La gran pista para determinar si una persona lo padece la proporciona la obesidad central, que se mide con la circunferencia de la cintura

Es de sobras conocido que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en España y en muchas sociedades desarrolladas. Pero, ¿cómo saber quién tiene más riesgo? El síndrome metabólico pone a los médicos sobre la pista. Se estima que las personas con síndrome metabólico tienen un 20% más de riesgo de sufrir un episodio coronario en los diez años siguientes frente a las que no lo tienen. Por eso, averiguar quién lo padece es fundamental para tomar las precauciones precisas sobre la enfermedad y evitar la muerte cardiovascular (infarto cardiaco o cerebral o una angina de pecho).

El síndrome metabólico no es una sola enfermedad, es la asociación de varias anomalías metabólicas. Se trata del punto final de dos situaciones: la obesidad central (localizada en el abdomen) y la resistencia a la insulina, una reacción propiciada por la obesidad y el sedentarismo y que precede a la diabetes. Pero también incluye alteraciones del metabolismo de la glucosa (azúcar), en concreto, hiperglicemia leve en ayunas (110-126 mg/dl); alteraciones del perfil lipídico, es decir, aumento de triglicéridos (150-250 mg/dl), descenso del colesterol HDL (popularmente conocido como colesterol "bueno") e hipertensión arterial leve.

Todas estas anomalías metabólicas se consideran como tales cuando se superan determinados puntos de corte según distintas clasificaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Panel del Tratamiento de Adultos (ATP-III) y la Federación Internacional de Diabetes (IDF). Se considera que una persona sufre síndrome metabólico cuando cumple al menos tres de los criterios expuestos.

Enfermedad moderna

El síndrome metabólico se extiende en las sociedades modernas de forma imparable. La OMS ha calificado la obesidad como la epidemia mundial del siglo XXI y el problema de salud pública número uno. Al exceso de peso se asocian, entre otras patologías, la diabetes y, por supuesto, el síndrome metabólico. Son enfermedades propiciadas por la vida urbana y los cambios en los estilos de vida y de alimentación, como el abandono de una dieta tradicional rica en vegetales, cereales y frutas hacia una dieta occidental de preparación rápida, con alto contenido graso y calórico y pobre en fibra (hamburguesa, patatas fritas, pizza y bebidas de cola).

Tampoco ayuda la disminución de la actividad física relacionada con la mecanización de las actividades diarias y con los cambios en las manifestaciones recreativas de adultos y, en especial, de niños. Este binomio de dieta inadecuada y sedentarismo ha derivado en un aumento de la población afectada por el sobrepeso y la obesidad. Y se ha pasado del sobrepeso a las alteraciones metabólicas que acompañan a la obesidad.

Población afectada

En España, uno de cada tres adultos cumple los criterios para sufrir síndrome metabólico. Pero la proporción es mayor entre la población obesa, ya que el 70%-80% sufren síndrome metabólico. Las personas más afectadas por obesidad y síndrome metabólico suelen pertenecer a los grupos sociales con menor nivel educativo y económico, ya que tienden a consumir comida barata e hipercalórica que conduce a la obesidad.

Los niños y adolescentes no están exentos de sufrir síndrome metabólico. La obesidad infantil también está aumentando en la sociedad moderna. En el estudio 'enKid', efectuado en una población de entre 2 y 24 años, se comprobó que el 14% de los niños españoles son obesos y que el 12% tienen sobrepeso y, por tanto, con riesgo de desarrollar síndrome metabólico. Otro estudio reciente, publicado en Anales españoles de Pediatría, realizado en un grupo de 97 niños y adolescentes obesos, detectó que el 20% tenía síndrome metabólico. Este dato coincide con el de otros estudios que sitúan la prevalencia infantil entre el 20% y el 30%.

El embarazo también es un estado especial de la mujer en el que, debido al aumento de peso, puede aparecer hipertensión arterial y desarrollar diabetes gestacional. Una situación circunstancial que no debe considerarse síndrome metabólico, a menos que la embarazada ya lo padezca antes de la gestación o lo desarrolle después del parto si no consigue perder la mayoría del peso ganado durante la gestación.

La pista: el perímetro de la cintura

La gran pista para determinar si una persona padece o no síndrome metabólico la proporciona la obesidad central, que se mide con la circunferencia de la cintura. El tejido graso que se acumula alrededor del abdomen es más peligroso desde el punto de vista de riesgo cardiovascular. Esta obesidad central, o en forma de manzana, afecta más a los hombres. Por el contrario, la obesidad en forma de pera, donde la grasa se sitúa sobre todo en nalgas y muslos, es más habitual en mujeres y no entraña tanto riesgo cardiovascular.

Por esta razón, una consigna lanzada por varias sociedades científicas, aunque aún no muy extendida, es que los médicos midan el perímetro de la cintura de sus pacientes. En los hombres, la circunferencia de la cintura no puede exceder los 102 centímetros y, en mujeres, los 88 centímetros. Las personas que sobrepasan estas medidas tienen grasa visceral (alrededor de las vísceras) y riesgo cardiovascular. La circunferencia de la cintura también se utiliza en niños pero adaptada a edad, sexo y estadio de maduración sexual.

Tratamiento

El tratamiento del síndrome metabólico consiste en abordar cada uno de los factores que han provocado su aparición para intentar revertirlo. El primer objetivo del tratamiento es la obesidad, que se define como un índice de masa corporal (o IMC) superior a 30. El IMC se obtiene de dividir los kilogramos que pesa una persona por su altura en metros al cuadrado (kg/m2). Después del tabaco, la obesidad es el segundo factor de riesgo de muerte cardiovascular modificable. Se sabe, además, que las personas obesas tienen más probabilidades de sufrir síndrome metabólico respecto a las que tienen sobrepeso (IMC mayor que 25). Es muy posible que la convivencia de varios problemas de salud asociados obligue a que médicos internistas y cardiólogos deban implicarse en la atención de estos pacientes.

Vuelta atrás

En muchos casos, cuando se elimina la obesidad el síndrome se puede revertir. Un estudio de la Universidad de Duke (EE.UU.), que recoge la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), ha demostrado que caminar 30 minutos a buen paso todos los días de la semana puede descomponer el síndrome metabólico. El síndrome se puede revertir cuando una persona que tiene una acumulación de factores de riesgo los corrige y, en consecuencia, disminuye el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular. No obstante, debe mantener los estilos de vida cardiosaludables y, en muchos casos, seguir tomando fármacos para tener controlados todos los factores que lo ocasionan.

Fuente: Consumer.es

lunes, marzo 10, 2008

LOS "ATRACONES" Y LA OBESIDAD

Un estudio realizado en España señala que es muy importante el trastorno de conducta llamado "atracón" en su relación con el sobrepeso y con la obesidad.

Infórmese para estar al día, el conocimiento crece y se acumula mucha información, en los artículos contenidos en este sitio encontrará una selección de temas relevantes y pertinentes tanto sea usted profesional como persona con obesidad.

Entendiendo la obesidad del adulto

Más del 60% de los estadounidenses mayores de 20 años de edad están en sobrepeso corporal.

Para la mayoría de las personas, el término obesidad significa ser muy excedido de peso. Los profesionales de la salud definen al sobrepeso como un exceso del monto de peso corporal incluyendo músculos, huesos, grasa y agua.

Obesidad específicamente se refiere a un exceso del monto de grasa corporal. Algunas personas tales como los fisicoculturistas u otros atletas con mucho músculo pueden tener sobrepeso sin ser obesos.

Cualquiera necesita un cierto monto de grasa corporal para almacenar energía, aislar al cuerpo para mantenerlo caliente, absorver golpes y otras funciones. Como una regla, las mujeres tienen más grasa corporal que los hombres.

La mayoría de los prestadores de salud están de acuerdo en que hombres con más del 25% de grasa corporal y mujeres con más del 30% de grasa (tejido adiposo) son obesos.

Medir exactamente la grasa del cuerpo no es tarea sencilla. La más precisa medición se realiza sumergiendo a una persona en agua o empleando el test de Rayos X denominado "Dual Energy X-Ray Absorptiometry" (DEXA).

Estos métodos no son prácticos para las personas promedio y se realizan sólo en centros de investigación con equipo especial.

Hay métodos simples para estimar la grasa corporal. Uno es mensurar la delgadez de un pliegue de grasa justo debajo de la piel, en varios lugares del cuerpo.

Otro implica enviar una cantidad de electricidad inofensiva a través del cuerpo de una persona.

Ambos métodos se usan en los clubes de salud y en los programas comerciales para perder peso.

Los resultados de estos métodos pueden ser imprecisos si se realizan por personas inexpertas o en alguien con obesidad severa.

A causa de las dificultades, los prestadores de la salud a menudo buscan otras formas o medios para diagnosticar obesidad.

Tablas de peso por altura, las cuales han sido usadas por décadas, usualmente tienen un rango de pesos aceptables para una persona de una altura dada.

Un problema con estas tablas es que hay muchas versiones, todas con diferentes rangos de peso.

Un cuarto de los norteamericanos adultos son casi obesos exponiéndose al creciente riesgo por enfermedades crónicas tales como las cardiopatías, diabetes Tipo 2, presión arterial elevada, accidentes cerebrovasculares y algunas formas de cáncer.

Otro problema es que no distinguen entre exceso de grasa y de músculos.

Una persona muy musculosa aparece como obesa según estas tablas, cuando él o ella no lo son. En años recientes, el índice de masa corporal IMC (BMI) ha venido a ser el estándar médico empleado para evaluar sobrepeso y obesidad.

El IMC emplea una fórmula de base matemática sobre el peso y la altura de las personas. El IMC es igual al peso en Kgs. dividido por la altura en metros al cuadrado (IMC= Kg/m2).

Por consiguiente los rangos de IMC mostrados en una tabla no son rasgos exactos de salubre o insalubre peso, son guías usables.

Un IMC de 25 a 29,9 indica que una persona tiene sobrepeso. Alguien con IMC de 30 o mayor es considerada obesa.

Igual que las tablas de peso por altura, el IMC (BMI en inglés) no muestra la diferencia entre exceso de grasa y músculos. Como sea el IMC está más asociado a la grasa corporal. También predice el desarrollo de problemas de salud relacionados con peso excesivo. Por estas razones el IMC (BMI) es usado ampliamente por los prestadores de salud.

Los profesionales están interesados no solamente en cuanta grasa una persona tiene, también donde se encuentra localizada en el cuerpo.

Las mujeres típicamente juntan grasa en sus caderas y cglúteos, dando forma de pera a su cuerpo. Los varones habitualmente desarrollan tejido adiposo en su abdomen, teniendo así forma de manzana.

Hay hombres con forma de pera y algunas mujeres con forma de manzana, especialmente luego de la menopausia. Si usted acumula adiposidades principalmente alrededor de su cintura, usted está más vinculado a desarrollar problemas de salud.

Mujeres con una medida de cintura mayor a 35 pulgadas y hombres con una medida de cintura mayor de 40 pulgadas tienen un alto riesgo a causa de la distribución de su grasa.

En términos científicos, ocurre obesidad cuando una persona consume más calorías que él o ella queman (la grasa es energía almacenada para luego destinar a la combustión interna de los procesos del metabolismo).

Lo que causa el desbalance entre calorías ingresadas y calorías egresadas puede diferir de una persona a otra. Genética, ambiente, causas psicológicas y otros factores pueden todos jugar una parte.

La obesidad tiende a darse en familias, sugiriendo una causa genética. Cierto que las familias comparte la dieta y el estilo de vida que pueden contribuir a la obesidad.

Separar esto de factores genéticos es bastante dificultoso. De todas maneras la ciencia muestra que la herencia está vinculada a la obesidad.

En un estudio, adultos que fueron adoptados cuando eran niños tenían pesos cercanos a sus parientes biológicos más que a sus parientes adoptivos.

En estos casos la estructura genética tiene más influencia sobre el desarrollo de obesidad que el ambiente en el hogar de la familia adoptiva.

Los genes no destinan irremediablemente a la gente a la obesidad. El ambiente tiene una fuerte influencia en la obesidad. Esto incluye el estilo de vida, la conducta alimentaria y el nivel de actividad física.

Los norteamericanos y en general, en la vida urbana hoy, tienden a comer alimentos con mucha grasa y ponen gusto y conveniencia por delante de la nutrición. La mayoría no logra suficiente actividad física.

Usted no puede cambiar su composición genética, si puede cambiar sus hábitos alimentarios y nivel de actividad.

Factores físicos pueden también influenciar hábitos de alimentación. Mucha gente come en respuesta a emociones negativas tales como el aburrimiento, el enojo o la infelicidad.

La mayoría de la gente con sobrepeso no suelen tener más problemas psicológicos que otras personas de peso normal. Hasta un 10% de las personas medianamente obesas intentando perder peso por su cuenta o a través de programas de reducción de peso tienen desórdenes de la conducta alimentaria y suelen estar vinculadas a síntomas de depresión o baja autoestima.

Estas personas pueden tener más dificultad para perder peso y mantenerlo bajo que aquellas sin desórdenes de la conducta alimentaria.

Si usted tiene exceso de peso por desórdenes alimentarios busque ayuda de profesionales tales como un psiquiátra, psicólogo o médico clínico al menos.

Algunas enfermedades pueden llevar a la obesidad o a la tendencia a ganar peso. Estas incluyen al hipotiroidismo, el sindrome de Cushing, depresión y ciertos problemas neurológicos que llevan a la sobreingesta.

También, drogas tales como los esteroides y algunos antidepresivos pueden dar ganancia de peso.

Un médico puede decir si hay condiciones subyacentes causando ganancia de peso o dificultando la pérdida de peso.

La obesidad es más que un problema cosmético, es un riesgo para la salud. Aproximadamente 280.000 adultos mueren en USA cada año por causas relacionadas con la obesidad.

Varias condiciones médicas serias están vinculadas a la obesidad, por ejemplo: diabetes Tipo 2, enfermedades del corazón, hipertensión arterial y accidentes cerebrovasculares.
La obesidad también están relacionada con ciertos cánceres en mayor frecuencia. Los hombres obesos son más propensos que los no obesos a morir de cáncer de colon, recto o próstata. Mujeres obesas son más propensas que las obesas a morir de cáncer de bejiga, mama, útero, cuello de útero o ovarios.

La mayoría de los profesionales de la salud generalmente están de acuerdo que las personas obesas son vulnerables para desarrollar problemas de salud.

El sufrimiento emocional puede ser una de las más dolorosas partes de la obesidad. La sociedad americana enfatiza la apariencia física y a menudo igual atractividad con delgadez, especialmente para las mujeres. Tales mensajes hacen que la gente con sobrepeso se sienta poco atractiva.

Much gente piensa que las personas obesas son glotonas, perezosas, o ambas, pero pensando bien esto no es verdad. Como resultado, la gente obesa a menudo encara prejuicio o discriminación en el mercado laboral, la escuela y en situaciones sociales. Sentimientos de rechazo, verguenza o depresión, son comunes.

Los profesionales de la salud generalmente acuerdan que personas que tienen un IMC de 30 o más pueden mejorar su salud a través del descenso de peso. Esto es especialmente verdad para aquellos severamente obesos.

Prevenir adicionales aumentos de peso es recomendable si usted tiene un IMC entre 25 y 29,9 a menos que usted tenga factores de riesgo adicionales. Los expertos en obesidad recomiendan que usted intente bajar de peso si tiene:

  • Parientes cercanos que han tenido enfermedades cardíacas o diabetes

  • Sobrepeso


Afortunadamente una pérdida de peso del 5 al 10% pueden hacer mucho para mejorar su salud por descenso de la presión arterial y niveles de colesterol. En adición, recientes investigaciones han mostrado que 5 a 7% de pérdida de peso puede prevenir la diabetes Tipo 2 en personas de alto riesgo para esta enfermedad.

El método de tratamiento depende de su nivel de obesidad, condiciones generales de salud y motivación para bajar de peso. El tratamiento puede incluir una combinación de dieta, ejercicios, modificación de la conducta y a veces drogas para bajar de peso. En algunos casos de obesidad severa, la cirugía gastrointestinal puede ser recomendable.

Fuente: WIN (Weight-control Information Network)