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lunes, junio 15, 2009

LACTANCIA MATERNA FAVORECERIA PERDIDA DE PESO

La lactancia materna, entre otros beneficios, favorece la pérdida de peso después del parto. La falta de lactancia materna durante los primeros meses es uno de los factores que impide esa pérdida e incluso favorece un aumento de hasta 5 kilos, el efecto es mayor cuando se acompaña de actividad física y alimentación adecuada.


Diversos especialistas recordaron que es común que -durante el embarazo- se ganen entre 11 y 12 kilogramos de peso, los cuales deben perderse en los siguientes nueve meses después del parto.

Y, justamente, la falta de lactancia materna durante los primeros meses es uno de los factores que impide esa pérdida e incluso favorece un aumento de hasta cinco kilos, el efecto es mayor cuando se acompaña de actividad física y alimentación adecuada.

Detalló que el aumento de peso durante el embarazo se debe al crecimiento del bebé, así como a la ganancia de tejido adiposo, el cual se pierde con la lactancia, y de no disminuirse durante los siguientes 16 meses, la mujer tiene riesgo de desarrollar obesidad 15 años después.

La doctora Teresita González de Cossío Martínez, investigadora mexicana, destacó la importancia de la lactancia materna para evitar el sobrepeso y obesidad, toda vez que este problema afecta a 71% de las mujeres mexicanas y se observa una tasa de crecimiento anual de 1.4 puntos porcentuales.

El doctor Gabriel Cortés Gallo, de la Comisión Nacional de Protección Social en Salud, destacó que ante la importancia de la lactancia materna, no sólo para prevenir sobrepeso y obesidad en las mujeres, sino en la nutrición infantil, están en marcha diferentes estrategias encaminadas a su promoción, como el Hospital Amigo del Niño y de la Madre, la aplicación del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna y la promoción en hospitales públicos.

Fuente: NeoMundo.com.ar

jueves, agosto 07, 2008

¿QUÉ CAUSA LA ANEMIA?

¿Qué es la anemia?
La anemia ocurre cuando su sangre no tiene suficiente hemoglobina. La hemoglobina es una proteína dentro de sus glóbulos rojos que transporta oxígeno desde sus pulmones hacia el resto del cuerpo. Una causa común de anemia es no tener una cantidad de hierro suficiente. Su cuerpo necesita hierro para fabricar hemoglobina.


Síntomas de anemia





  • Frecuentemente no hay síntomas.

  • Palidez

  • Sensación de cansancio

  • Sensación inusual de "falta de aire" al hacer ejercicio.

  • Latidos del corazón acelerados




¿Qué puede causar niveles de hierro bajos?
Una serie de cosas pueden hacer que sus niveles de hierro estén bajos:

Falta de hierro en la dieta. Este problema ocurre principalmente en los niños y en las mujeres jóvenes. Los niños que toman mucha leche y no comen alimentos ricos en hierro, y las mujeres jóvenes que siguen dietas que "están de moda" corren el riesgo de tener deficiencia de hierro.

Fases de crecimiento acelerado. Los niños menores de tres años crecen tan rápido que sus cuerpos tienen dificultad para mantener el nivel apropiado de hierro que ellos necesitan.

Embarazo. Las mujeres que están embarazadas o que están lactando necesitan 2,5 veces más hierro que los hombres. Esa es la razón por la cual a las mujeres embarazadas se les hace una prueba para determinar si están anémicas y por la cual tienen que comer más alimentos ricos en hierro o tomar diariamente tabletas de hierro.

Pérdida de sangre. Esta es una causa común de anemia por deficiencia de hierro en los adultos. Las menstruaciones fuertes pueden causar anemia. La pérdida de sangre también puede ser causada por el sangrado interno, usualmente en las vías digestivas. Una úlcera duodenal, colitis ulcerativa, cáncer, o tomar aspirina o un medicamento similar durante largo tiempo puede causar sangrado en su estómago o intestinos. Esta es la razón por la cual es importante determinar la razón para un nivel de hierro bajo.

¿Cómo se diagnostica la anemia?
Hable con su médico si usted piensa que puede tener anemia. Probablemente le harán una prueba de sangre para diagnosticarle si tiene anemia. Se pueden requerir otras pruebas para determinar qué es lo que está causando la anemia.

¿La anemia puede prevenirse?
Algunos tipos, como aquellos ocasionados por deficiencias en la dieta, pueden prevenirse. Usted puede ayudar a prevenir este tipo de anemia asegurándose de comer comidas que sean ricas en hierro. Mire el cuadro de abajo para ver una lista de alimentos ricos en hierro.

Comidas con un alto contenido en hierro



  • Hígado y otras carnes

  • Mariscos

  • Frutas secas como albaricoques, ciruelas pasas y uvas pasas.

  • Nueces

  • Granos, especialmente las habas.

  • Vegetales verdes y con hojas tales como espinacas y brócoli.

  • Melaza

  • Granos enteros

  • Panes y cereales (fíjese en la etiqueta) fortificados con hierro.




¿Cómo se trata la anemia?
Depende de lo que causa la anemia. Por ejemplo, si la causa de la anemia es la pérdida de sangre en cantidades altas, la causa de la pérdida de sangre deberá ser tratada. Si la anemia es el resultado de una dieta con un contenido bajo de hierro, su médico puede recomendarle hacer cambios en la dieta o tomar tabletas de hierro.

¿Cómo puedo aumentar el hierro en mi dieta?
Su cuerpo absorbe mejor el hierro que está en las carnes. El comer una pequeña cantidad de carne junto con otras fuentes de hierro, tales como vegetales, le puede ayudar a obtener aún más hierro a partir de estas comidas. Tomar tabletas de vitamina C o comer alimentos ricos en vitamina C —tales como frutas cítricas o jugo de frutas— al tiempo que se comen alimentos ricos en hierro o tomarse una tableta de hierro le puede ayudar a su cuerpo a absorber mejor el hierro.

Algunos alimentos bloquean la absorción de hierro. Estos incluyen el café, té, yema de huevo, leche, fibra y la proteína de soya. Trate de evitarlos cuando esté comiendo alimentos ricos en hierro.

¿Las tabletas de hierro pueden ocasionar problemas?
Las tabletas de hierro pueden causar malestar estomacal, acidez estomacal y estreñimiento. Asegúrese de mencionarle a su médico acerca de cualquier malestar que usted note. Los consejos en el cuadro de abajo le pueden ayudar a disminuir el malestar.



Consejos para tomar tabletas de hierro





  • Tome las tabletas con comida.

  • Empiece despacio. Trate de tomarse 1 tableta cada día durante 3 a 5 días, luego 2 tabletas cada día hasta que ya no le moleste esa cantidad. Aumente el número de tabletas hasta llegar al número que su médico le recomendó.

  • Si tiene estreñimiento aumente la cantidad de fibra en su dieta. Esto vale la pena aun cuando la fibra pueda interferir con la calidad de absorción de hierro por parte de su organismo. De todas maneras usted podrá absorber algo de hierro y esto es mejor que no tomar nada de hierro si usted lo necesita.

  • No se tome las tabletas de hierro antes de acostarse si le causan malestar estomacal.

  • Si un tipo de tabletas de hierro le causa problemas hable con su médico acerca de probar con una fórmula o marca distinta.



Fuente: FamilyDoctor.org

lunes, abril 28, 2008

DIETA SANA PARA EL EMBARAZO

Es una evidencia decir que, durante el embarazo, la mujer debe cuidar en extremo su dieta, ya que la vida del recién nacido depende de la buena alimentación de la madre.

Sin embargo, se tiene la falsa creencia de que cuanto más se come, más sano nacerá el bebé. Las embarazadas tienen que comer en cantidad suficiente para sustentar a una pequeña vida, eso es cierto, pero sobre todo han de comer con variedad y calidad. Ambas son las máximas que deben regir en la dieta de una mujer encinta.

Normalmente una futura mamá engordará entre kilo y kilo y medio por cada mes de embarazo, lo que significa que aumentará entre 12 y 14 kilos de peso durante el periodo de gestación. Superar esas cifras representa un peso excesivo que supone un exceso de grasa para la madre y el niño.

Por supuesto, no ganar los kilos suficientes también es perjudicial para el bebé, sobre todo si el aumento de peso es inferior a los 4,5 kilos. Las dietas de adelgazamiento están totalmente prohibidas durante el embarazo ya que el feto recibe menos nutrientes de los que debería. Es nuestro médico el que irá vigilando el buen estado de salud de la madre y del niño, e indicará las correspondientes correcciones en la alimentación.

Una alimentación equilibrada
Las máximas de la dieta de una embarazada, como ya hemos dicho, deben ser calidad y variedad. Las comidas, por tanto, serán ricas en alimentos muy diversos, en los que estén presentes, de manera abundante, los alimentos frescos, fundamentalmente cereales, frutas, verduras, pescado, carnes, huevos y lácteos.

Además, de cada grupo de los mencionados, es necesario incluir todo tipo de productos para asegurarse de que se está recibiendo toda la cantidad de nutrientes que se necesitan en este periodo clave de la vida. Es importante insistir en que no se puede consumir de un tipo de alimento en exceso ni, cómo no, que falte cierto producto en la dieta.

Respecto a las necesidades calóricas de una embarazada, no son tantas como se ha creído tradicionalmente. Para el correcto desarrollo del feto es suficiente con incrementar 250 calorías más la dieta diaria. Es muy importante que gran parte de este aumento esté bien nutrido de proteínas (pescado, carne, huevos, legumbres y lácteos).

Proteínas, grasas y ácido fólico
Las proteínas de los productos de origen animal y de las legumbres son básicas para la dieta del ser humano y, por tanto, de la embarazada. Tampoco faltarán en su alimentación los vegetales (frutas y hortalizas) y los cereales, siempre ricos en fibra y sin azúcar.

Por otra parte, hay que evitar el consumo de grasas, que provienen fundamentalmente de la bollería, los aperitivos de patata, las bebidas gaseosas azucaradas y los dulces. La sal es necesaria para el embarazo y no debe suprimirse de la dieta, pero hay que usarla con moderación y siempre prefiriendo la sal yodada.

La vitamina fundamental para las mujeres en estado de gestación es el ácido fólico. Perteneciente al grupo B, podemos encontrarla en las verduras de hoja verde, los espárragos, las legumbres y el hígado. Para las embarazadas es imprescindible tomar al menos 0,4 mg. de esta vitamina cada día, principalmente en las primeras semanas.

Una buena provisión de ácido fólico ayuda a proteger al feto de contraer ciertos defectos congénitos de la espina dorsal y del cerebro. Si se diesen casos de carencias de esta sustancia, ya que mediante la alimentación exclusivamente puede ser difícil obtener toda la cantidad que se necesita, el especialista puede recomendar complejos vitamínicos adicionales.

Hábitos alimenticios y saludables
Como costumbre sana, una mujer encinta debe hacer tres comidas diarias, aunque si se dan molestias estomacales, se pueden ampliar a cinco o seis raciones, reduciendo, como es lógico, la cantidad de alimentos en cada una de ellas. Para superar el hambre entre comidas, el queso, el yogur, el zumo, las frutas y las verduras deberán ser los mejores tentempiés, desechando las fuentes de grasa, como pasteles, aperitivos de patata o bebidas azucaradas.

Una mujer en estado de gestación requiere tener su cuerpo bien hidratado y por eso ha de beber mucho líquido. Se recomienda que, como mínimo, la futura mamá beba unos ocho vasos de líquido diario. El agua se puede complementar con un vaso de zumo de frutas y un par de vasos de leche.

Por otra parte, una embarazada deberá ser cauta con la ingesta de cafeína. Ha de tener cuidado con el café, el té, las bebidas estimulantes y el chocolate. Todos estos productos tienen cafeína en distintas cantidades y dicha sustancia debe suministrarse con moderación.

Respecto a otros hábitos, no alimenticios en este caso, está totalmente prohibido fumar y beber alcohol. También es esencial no tomar medicamentos que no hayan sido recetados por el médico.

Una guía para una dieta variada
A continuación exponemos una lista de los requerimientos diarios que necesita una embarazada por tipo de alimento. No olvides que se trata de una guía orientativa y que, en realidad, es un médico el que mejor te puede asesorar respecto a cada caso concreto:

Fruta (2-4 raciones): recuerda que una ración equivale a media taza de fruta cortada, una fruta mediana (como una pera o una manzana) o a tres ciruelas.

Cereales (6-11 raciones): una ración equivale a una rebanada de pan, 150 gr. de cereales o 100 gr. de arroz o pasta.

Lácteos (3-4 raciones): una ración es un vaso de leche, dos yogures, 150 gr. de queso fresco o un flan.

Proteínas (2-3 raciones): una ración es un filete de carne roja, de pollo, de pescado, o bien dos huevos.

Verduras (3-5 raciones): una taza de verduras crudas o media taza de verdura cocida.

Fuente: Facilisimo.com

jueves, noviembre 01, 2007

ANEMIA: PREVENCION Y TRATAMIENTO

Curiosamente, en la sociedad del despilfarro en la que vivimos está aumentando la incidencia de enfermedades carenciales, entre otras las de varios tipos de anemias que tienen que ver con la mala alimentación.

Porque aunque se hable tanto de la dieta mediterránea, el hecho es que cada vez se come peor, como lo prueba el creciente número de obesos y el hallazgo cada vez más frecuente de anemias, especialmente en ancianos y adolescentes.

La verdad es que hablar de anemia es tan vago y general como hablar de las nubes. La anemia es simplemente una disminución de las células rojas de la sangre -los hematíes o eritrocitos- y hay muchas causas que pueden hacer que la sangre pierda glóbulos rojos. Desde un tumor a una úlcera de estómago, unas simples hemorroides o unas reglas abundante en la mujer, entre otras muchas. Debilidad, cansancio, palidez de piel, falta de apetito y palpitaciones son síntomas comunes de las anemias aunque otras muchas enfermedades pueden producirlos. Por eso debe ser siempre el médico el que nos diga que esos signos corresponden a una alteración anémica.

Los Hematíes

Las células rojas de la sangre, a través del pigmento que les da color y nombre, la hemoglobina, tiene la función de transportar oxígeno a todas las células de nuestro organismo. Y la hemoglobina es una proteína que tiene hierro en su composición por lo que dicho mineral es fundamental para que pueda ejercer su función. De ahí que cuando la cantidad de hierro es baja, bien porque no se toma suficiente con la dieta, bien porque se pierde por hemorragias leves continuadas o agudas, aparecen los síntomas derivados de la falta de oxigenación celular: cansancio, falta de fuerza y, en grado más severo, vértigos y palpitaciones.

Pero la falta de hierro no es la única causa de la anemia. En el complejo sistema de fabricación y utilización de los hematíes hay una serie de sustancias de capital importancia. Concretamente, la falta de ácido fólico y vitamina B12 -que nuestro organismo no es capaz de sintetizar- es causa de otro tipo de anemias, las macrocíticas, que se caracterizan porque los pocos hematíes que se producen son de gran tamaño y mala función.

Anemias y Alimentación

Realmente las anemias por falta de hierro o de aporte vitamínico son mas bien raras ya que las cantidades que se precisan de esos elementos esenciales son mínimas. Y es preocupante que haya tantos casos porque eso demuestra los malos hábitos de alimentación que nuestra sociedad va adquiriendo. Es notable, por ejemplo, comprobar la existencia de anemia por falta de ácido fólico y de vitamina C (importante en los procesos de absorción y metabolismo del hierro) que se dan en las personas mayores que viven solas y llevan una dieta casi exclusivamente a base de conservas.

En suma, para prevenir las anemias es fundamental asegurarse de que nuestra dieta es rica en hierro y vitaminas.

Las edades Conflictivas

Hay épocas de la vida en que las necesidades de hierro aumentan y, por tanto, es preciso aumentar los aportes no sólo de ese metal sino de las vitaminas y oligoelementos necesarios para su absorción y elaboración en el organismo.

En el embarazo los requerimientos de hierro aumentan casi al triple por la necesidad de aporte de sangre materna al feto que hace que lo de "comer por dos" sea en este caso real, al menos en los que se refiere al hierro y los alimentos que lo contienen.
Durante la primera infancia, en que el niño triplica su peso en el primer año y lleva una alimentación casi completamente láctea, se presentan anemias por falta de hierro en casi una cuarta parte de los casos, especialmente al final de la etapa en que la alimentación a base de leche y cereales no está suficientemente compensada por el aporte de carne y verduras.

La adolescencia, sobre todo en la época del "estirón", es otro memento conflictivo, especialmente si el joven es consumidor de chuches y comida basura.

En cambio, las anemias de la menopausia en general suelen presentarse en relación con dietas para intentar compensar el aumento de peso que acompaña a esa etapa de la vida. En la tercera edad son muy frecuentes las anemias que suelen generalmente deberse a problemas digestivos, insuficiencias renales o alteraciones de la médula ósea así como una alimentación en general pobre en proteínas de origen animal y verduras.
También se han descrito anemias de este tipo en vegetarianos puros, cuya ingesta de hierro y vitamina B12 es a veces prácticamente inexistente.

Cabe añadir respecto a las anemias carenciales que hay una serie de grupos de edad que, por el aumento de sus necesidades de hierro y proteínas, son más vulnerables: las madres gestantes y los niños en edad preescolar. El resto de grupos de edad de riesgo lo es más por sus malos hábitos nutricionales y por factores que poco tienen que ver con la alimentación aunque estén relacionados con ésta, como sucede en los ancianos.

Los Alimentos Adecuados

La alimentación equilibrada es siempre adecuada pero en la prevención y tratamiento de las anemias por falta de hierro o vitamina B12 es fundamental. Y una alimentación equilibrada debe llevar proteínas -también son necesarias las de origen animal y en estos casos más- vitaminas y minerales.

Los alimentos ricos en hierro, aparte de las carnes rojas y especialmente el hígado -con su sabroso derivado, el foi-gras- son los pescados azules (especialmente la humilde sardina cuyo único "problema" es que es barata) y algunos mariscos como el berberecho y el mejillón (también son baratos).

Las legumbres y la famosa espinaca de Popeye aportan hierro pero en mucha menor cantidad por lo que van bien para equilibrar una dieta normal y reforzar las proteínas de origen animal cuando hay que afrontar el problema de una anemia.
En el reino vegetal también son buenos proveedores de hierro el tofu de soja y el chocolate.

Uno de los grandes desconocidos de la alimentación -tal vez porque apenas se comercializa- es la ortiga. A pesar de mala fama que goza por sus pelos urticantes es una verdura de exquisito sabor -cocida o en tortilla-, muy rica en hierro, vitaminas y oligoelementos. Y una vez cocida no produce reacciones.

Prevenir las Anemias

Independientemente de otras causas de anemia, las carenciales son muy fáciles de prevenir ya que son pequeñas las cantidades diarias de hierro y vitaminas que se precisan para tener una buena calidad de sangre y nuestro organismo tiene depósitos de reserva que habitualmente son suficientes para compensar las pequeñas pérdidas de todos los días.

Por otro lado, el conocimiento actual del problema ha puesto en marcha a las organizaciones comerciales y ya las harinas destinadas a la alimentación en la primera infancia vienen reforzadas con hierro y vitaminas así como gran parte de los productos de consumo en edad preescolar.

En las otras edades de riesgo (embarazo, lactancia, adolescencia y tercera edad), sin embargo, la cosa no está tan organizada y depende mucho más de la propia persona. A esas edades una alimentación equilibrada con carnes, verduras, suplementos -como las algas marinas, ricas en vitamina B12 y ácido fólico-, la levadura de cerveza y el mencionado tofu de soja pueden ayudar a prevenir y a corregir, si ha aparecido, una anemia carencial.

Un Poco de Naturismo

Es útil saber también que el aporte de vitamina B12 y ácido fólico puede conseguirse igualmente tomando una infusión de angélica después de cada comida. También son adecuadas las infusiones de romero, ortiga y berro.

Maurice Mességué, el famoso naturista francés, aconseja por su parte zumo fresco de espinacas al que se puede mezclar el de zanahoria, ortiga y rábano blanco.

En cuanto a los frutos cítricos, ricos en vitamina C, ayudan a la absorción del hierro en los tramos altos del aparato digestivo.
Conviene recordar, por último, que no se deben tomar alimentos ricos en hierro junto a los que tengan mucho calcio ya que éste dificulta la absorción del hierro.

Y, sobre todo, entienda que el mejor seguro para una vida saludable es hacer una alimentación equilibrada y variada.

Fuente: Alimentación Sana

sábado, diciembre 10, 2005

ANEMIA EN EL EMBARAZO

UN ESTUDIO REALIZADO ENTRE 2.097 MUJERES EN NUEVE HOSPITALES PUBLICOS

El 40% de las embarazadas llega al parto con anemia por falta de hierro. Un déficit que aumenta los riesgos de salud para las madres. Y sus bebés nacen con menos peso.

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Un estudio realizado en nueve hospitales públicos de diferentes provincias reveló que el 39,5% de las embarazadas llega al parto con anemia por falta de hierro, lo que implica riesgos para el bebé pero, sobre todo, para la propia madre. “Algo no se está cubriendo lo suficientemente bien”, señala la doctora María Gabriela Berta, directora de Planeamiento de la Fundación Argentina contra la Anemia.

Esta institución encaró la investigación con la Federación Argentina de Sociedades de Ginecología y Obstetricia (FASGO), entre octubre de 2004 y abril de 2005. Se recogieron datos de 2.097 embarazadas internadas para el parto en hospitales públicos de Tucumán, Catamarca, Corrientes, San Martín de los Andes, Mendoza, Córdoba, Capital y el Gran Buenos Aires. Sólo se excluyeron los embarazos múltiples.

Los resultados fueron preocupantes: el 39,5% de las mamás tenía 11 gramos o menos de hemoglobina por decilitro de sangre; es decir, estaban anémicas. En el 17,6% de los casos, esta proteína no llegaba a 10 g/dl. Y el 5,8% registraba valores inferiores a 9 g/dl, lo que significa una anemia grave. Fuera del embarazo, el valor límite es de 12 g/dl.

Se trata de anemia ferropénica: cuando el aporte nutricional de hierro es insuficiente, la médula no está en condiciones de producir el número adecuado de glóbulos rojos, o los que elabora carecen de la cantidad necesaria de hemoglobina. Esta proteína es la encargada de transportar el oxígeno a todo el cuerpo.

En el embarazo aumentan los requerimientos de hierro, que llegan a unos 1.000 miligramos: 300 para el feto y la placenta, 500 para la expansión de la masa eritrocitaria (el volumen total de glóbulos rojos), y 200 que se eliminan con materia fecal, orina y piel. “Hace falta un aporte diario de 6 a 7 miligramos por día, lo que excede las reservas de hierro del organismo”, apunta Leonardo Kwiatkowski, jefe de Ginecología y Obstetricia del Hospital Fiorito, de Avellaneda.

“A medida que avanza el embarazo, aumenta la capacidad de absorción de hierro por parte del intestino, que llega a triplicarse. Pero con la dieta sola no se llega a suplir las necesidades“, señala el presidente de FASGO, doctor Carlos Ortega Soler. Por esa razón, los obstetras prescriben un suplemento de hierro, que aumentan en caso de anemia. “No son medicamentos que se puedan administrar sin control médico”, advierte Berta.

Sin embargo, el estudio no mostró diferencias significativas entre quienes habían recibido este refuerzo y las que no lo tuvieron. Entre las mujeres con 11 o más g/dl, sólo el 37% había consumido hierro fuera de la dieta, mientras que entre las embarazadas anémicas, lo había usado el 40%.

Ortega Soler plantea explicaciones posibles: “”No sabemos si tenían reservas de hierro cuando comenzaron la gestación. Las mujeres van tarde a la primera consulta, y el suplemento no alcanza a cubrir el faltante al momento del parto. Tampoco siguen bien el tratamiento: se necesita más de tres meses de tratamiento firme para corregir una anemia moderada”.

Los datos mostraron además una tendencia preocupante: a mayor déficit de hierro, menor peso del recién nacido. Mientras los bebés de las mamás no anémicas nacieron con un promedio de 3,257 kilos, los chiquitos de mamás con anemia severa pesaron en promedio 3,093 kilos.

La anemia tiene que ser muy grave —menos de 6 g/dl— para que afecte seriamente al bebé, “porque la madre le pasa todas sus reservas”, indica Ortega Soler. Las consecuencias más serias las tiene la mujer: restricción del crecimiento fetal, aumento del riesgo de prematurez, prolongación del período expulsivo, por disminución de la fuerza muscular —lo que puede implicar complicaciones en el parto— y, en anemias severas, aumento del riesgo de mortalidad posparto.

Por otra parte, la mujer pierde al menos 500 mililitros de sangre durante el parto, lo que eleva el déficit de hierro. Otra pérdida de hierro, aunque menor, se registra cuando amamanta. Por esa causa, la doctora Berta insiste en “cuidar la salud de la madre después del parto”: la anemia produce cansancio y apatía, lo que dificulta el cuidado de un bebé que demanda mucha atención.

Sibila Camps scamps@clarin.com

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Prevención

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que la mitad de las 2.000 millones de personas anémicas que hay en el mundo sufre de falta de hierro por déficit nutricional. La entidad señala que, para combatir la anemia (”indicador de una pobre nutrición y una mala salud”) hace falta un enfoque integral. Esto significa que una mala alimentación no se compensa con pastillas e inyecciones de suplementos de hierro. Resulta imprescindible que las mujeres comiencen el embarazo con reservas suficientes de hierro y que se realicen todos los controles periódicamente. Y eso se llama medicina preventiva.

Claudia Amigo camigo@clarin.com

Fuente: Diario Clarín
http://www.clarin.com/diario/2005/12/02/sociedad/s-04201.htm

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