martes, octubre 25, 2005

GENES A LA MESA

Con apenas cinco años de desarrollo, la nutrigenómica tomó la delantera en las investigaciones sobre genética y nutrición.

Descubrió que genes y nutrientes se relacionan activamente entre sí; además, promete un futuro de dietas hechas a la medida de cada persona.

Conozca nuestros programas de nutrición personalizados-aquí-

………………………………………………………………………………………………………………..

Diario LA NACION,
23 de Octubre de 2005

"Deja los medicamentos de lado si puedes recuperar a tu paciente con comida", decía Hipócrates allá por el siglo IV a.C. Hoy, a poco de comenzado el siglo XXI, la máxima del médico griego goza de absoluta vigencia.

Al menos, así se deduce de las investigaciones realizadas por la nutrigenómica, una ciencia joven (surgió hace unos cinco años) que promete modificar muchos de los presupuestos que han venido siendo moneda corriente en el campo de la alimentación.

Uno de sus principales descubrimientos es que existe una relación dinámica entre genes y nutrientes; es decir que determinados alimentos tienen la capacidad de estimular o paliar la acción de ciertos genes. ¿Primera consecuencia de este descubrimiento? El fin de las dietas únicas y el comienzo de la era de las dietas personalizadas. Esto es así porque aunque todos los seres humanos compartimos un mapa genético común, éste se manifiesta en cada individuo de una manera diferente. En un futuro quizá no demasiado lejano, los médicos podrán confeccionar planes de alimentación especialmente diseñados para el perfil genómico de cada uno de sus pacientes. Por ejemplo: en términos generales, se sabe que el broccoli es bueno para la salud. Pero si su médico descubre que usted tiene un gen que reacciona negativamente a alguno de sus componentes, retirará este vegetal de su plan de comidas. Ahora bien, si encuentra que usted tiene un gen que lo predispone a desarrollar cierto tipo de cáncer en algún momento de la vida, y el broccoli tiene un nutriente que inhibe la acción de ese gen… prepárese para incorporar el broccoli a su dieta habitual.

"No es sólo lo que comemos lo que nos puede matar, ni es sólo nuestro ADN lo que nos puede salvar; es cómo ellos interactúan", asegura la bioquímica Marina Insani, del Instituto Tecnología de Alimentos del Centro de Investigación de Agroindustria del INTA-Castelar. "El paradigma antiguo establecía un proceso en el sentido de que los alimentos malos producían problemas cardíacos o cáncer, a menos que los buenos genes interviniesen para protegernos –continúa Insani–. Los resultados actuales sugieren una interacción continua en la cual ciertos alimentos favorecen la acción protectiva (o dañina) de los genes, mientras que otros tienden a suprimirla. El conjunto de genes que define el perfil genético de una persona indicaría, entonces, la predisposición a ciertas enfermedades. Por lo tanto, podría diseñarse una dieta a medida; comer en forma correcta para su genotipo."

Gracias a estos descubrimientos, la ciencia está pudiendo explicar por qué ciertos grupos humanos son más propensos a adquirir determinadas enfermedades, padecer ciertas alergias o engordar, mientras que otros no desarrollan esos cuadros. Todo pasaría por detectar cuál es el gen y el nutriente que están interactuando.

En nuestro país, la nutrigenómica dio impulso a los estudios que evalúan la nutrición como un regulador de la hormona de crecimiento. Permitió, además, avanzar en áreas como la obesidad infanto-juvenil y enfermedades de base genética, como la diabetes. Por su parte, el Instituto Tecnología de Alimentos del INTA-Castelar, junto con otros institutos y centros de investigación, está trabajando en este tema desde hace unos años.
Se estudian alimentos como la carne, las uvas y el vino tinto (más recientemente, la leche, el ajo y la cebolla) para evaluar sus propiedades antioxidantes y protectoras frente a algunas enfermedades comunes en la población. "Como pensar en términos de dietas personalizadas sería algo excesivamente caro, lo más adecuado es establecer requerimientos de subgrupos poblacionales, basados en las variaciones genéticas, de sexo y el estilo de vida –explica Insani–. Se podrán definir aspectos relativos de salud y seguridad de las poblaciones, lo que incrementará en el largo plazo la salud pública."

Colombia, Cuba, México y Guatemala también están realizando investigaciones en este campo. En Venezuela, se está analizando la desnutrición juvenil en regiones tropicales mediante enfoques nutricionales, metabólicos o genéticos. En Chile, se realizan estudios que relacionan factores genéticos y nutrición con la talla de los habitantes. También se investigó la conexión entre longevidad y genes reguladores.

Uno de los pioneros en este tipo de investigaciones es el doctor José Ordovas, director del Laboratorio de Nutrición y Genómica de la Universidad de Tufts, Massachusetts. En lugar de centrarse exclusivamente en la genética, este investigador de origen español decidió estudiar los vínculos que establecen los genes con la nutrición y el comportamiento humanos. "Las herramientas genéticas pueden utilizarse para identificar la predisposición a ciertas enfermedades –comenta Ordovas en una publicación de su universidad–. A partir de ahí, se podrán dar recomendaciones sobre dieta, actividad física, estilo de vida o, incluso, terapias con medicamentos." Para este investigador, la gran meta es implementar modelos de nutrición personalizada: "De esta manera, podremos no sólo dar consejos sobre nutrición, sino también sobre comportamiento". Raymond Rodríguez, profesor de la Universidad de California, afirma: "Estos estudios son unos de los primeros ejemplos de cómo se obtienen beneficios al llevar las investigaciones sobre el genoma humano del laboratorio al hogar". La cuestión es que somos universos biológicos de enorme complejidad. Nuestro metabolismo posee una gran cantidad de genes, que actúan de infinidad de maneras. Desentrañar las claves del funcionamiento de este inmenso panel eléctrico (como lo llama Ordovas) es uno de los grandes desafíos del siglo.

Este tipo de investigaciones implica, además, una visión necesariamente global. Al considerar qué predisposición tiene el genoma para contraer (o evitar) enfermedades relacionadas con la alimentación, lo que se está observando es la interacción genoma-ambiente. Podríamos aventurar que se trata de la tan mentada relación entre naturaleza y cultura. En este punto es donde resulta aún más claro el énfasis que investigadores como Ordovas ponen en el comportamiento o estilo de vida de las personas.

Los ejemplos son numerosos. Uno de ellos: se sabe que la India es el país con menos casos de Alzheimer en el mundo. Su población consume platos generosamente condimentados con curry. Lo hacen por tradición, obviamente; no por indicación médica. Ahora bien, uno de los ingredientes del curry, la cúrcuma, posee un pigmento amarillo llamado "curcumina". Esta sustancia reduce la acción de varios genes que favorecen la aparición de enfermedades cardíacas, el cáncer de colon y el mal de Alzheimer.

El doctor Santiago César Besuschio, profesor de la Facultad de Medicina de la UBA e integrante de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Letras, tuvo la oportunidad de verificar este tipo de relaciones. En 1969, el Instituto Internacional de Investigaciones en Cáncer de Lyon, Francia (rama autónoma de la OMS), lo envió a realizar investigaciones a Costa de Marfil, Africa. "Tuve la sorpresa de no identificar un solo caso de cáncer de intestino grueso –explica–. Tiempo después, al saber que el genoma humano es semejante para todas las razas, llegué a la conclusión de que la dieta rica en fibras que consumían los africanos era el factor que los protegía de esa enfermedad." Algo similar ocurrió en estudios realizados en la Argentina durante los años 90. "Pudimos observar que un área de dieta rica en carnes rojas y grasas (Tandil, provincia de Buenos Aires) ocupaba el segundo lugar del país en casos de cáncer de colon. Por el contrario, Santiago del Estero, con una dieta pobre en esos elementos, se ubicaba en undécimo lugar."

Es que la conexión salud-alimentos siempre fue evidente. Pero los avances en el área de la genética realizados en el último tiempo están brindando la posibilidad de lograr explicaciones más acabadas para el fenómeno. "Además, nos permiten afirmar algo fundamental: el gen no es destino –afirma Besuschio–. Podemos modificar las predisposiciones negativas por medio de la alimentación." Así piensa también la doctora Elba Albertinazzi, directora de la Asociación Argentina de Médicos Naturistas: "El aporte de nutrientes esenciales ayuda a conseguir el equilibrio orgánico necesario para estar sanos. Por medio de una dieta, se puede lograr inhibir la expresión de un gen patológico".

La ciencia básica estaría confirmando en el laboratorio lo que tradiciones milenarias registraron mediante la observación. Tal es el caso del Ayurveda, que se practica en la India desde hace más de 5000 años, y actualmente cuenta con el reconocimiento de la OMS. Uno de sus postulados es que cada persona es un universo singular y reacciona de una manera particular ante su entorno. "Debe considerarse que no todos estamos hechos para todo –explica el doctor Jorge Luis Berra, director de la Fundación Ayurveda Prema–. Por eso, cada persona tendría que adecuar su alimentación a su constitución corporal." Berra tiene sus propios ejemplos. "En algunas regiones de la India, el tamarindo era un elemento muy importante de la dieta cotidiana. Hasta que la influencia del comercio internacional hizo que la gente lo reemplazara por el tomate –comenta–. Entonces se empezaron a registrar casos de fluorosis, enfermedad que nunca se había manifestado en la población. Las fuentes de agua potable de esas zonas poseían niveles muy elevados de flúor, lo cual explicaba la aparición de la dolencia. Pero ¿por qué durante generaciones la gente se había mostrado inmune a la fluorosis? Porque la prevenían cada día, sin saberlo. El tamarindo posee sustancias que defienden al organismo de esa enfermedad." Otra vez, el vínculo estrecho entre características físicas, medio ambiente, cultura y nutrición. Y una inevitable conclusión: todos los caminos para lograr una vida saludable llevan a una mejora en las prácticas alimentarias.

Por Diana Fernández Irusta

Para saber más:
www.inta.gov.ar
www.tufts.edu
www.medicinaayurveda.org

Fuente: Diario La Nación http://www.lanacion.com.ar/748666

Conozca nuestros programas de nutrición personalizados-aquí-

No hay comentarios: