miércoles, abril 11, 2007

SECRETOS DEL BIENESTAR

Se puede envejecer manteniendo una buena salud? En la isla de Okinawa en Japón, se supera el récord mundial en longevidad, y sobre todo, se vive feliz, relajado y en forma.

¿Te gustaría conservar tu bienestar y tu vitalidad lo máximo posible? Te presentamos todos los secretos de los habitantes de Okinawa.

Descubre la forma de vida y las reglas de una alimentación sana de este pueblo excepcional.

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EL ARTE DE VIVIR ZEN

Otra forma de comer

En Okinawa, comer no sirve para colmar el apetito y las emociones, sino para conseguir energía y placer. Para cambiar nuestra relación afectiva con los alimentos, sigue los consejos de los habitantes de la isla japonesa:

- Un momento de relajación: Antes de la comida, relájate unos instantes para sentarte a la mesa con más tranquilidad.
- Una mesa agradable: Pon la mesa con arte, el placer de los ojos cuenta tanto como el del paladar.
- Tómate tu tiempo: Es mejor saborear lentamente pequeñas cantidades de comida que llenarse sin placer.
- Levántate de la mesa ligera y tónica: No te fuerces a la hora de comer, escucha tu organismo.
- Reparte los alimentos con juicio: Haz un desayuno y una comida completa, enriquecidos en proteínas. Cena ligero, sin proteínas animales ni alcohol, pero con azúcares lentos.
- Más energía con menos calorías: Para conseguirlo, haz más ejercicio físico con una respiración profunda, toma magnesio, vitamina B y ácidos grasos Omega 3.
- Se indulgente contigo misma.

Combatir el estrés

Mientras algunos dejamos que los problemas arruinen nuestra salud, los habitantes de Okinawa deben su alegría de vivir a unas buenas armas anti estrés como el consumo de magnesio, la visualización, diversos auto tratamientos, una respiración completa y la meditación.

La respiración completa
Con una respiración completa se observa una mejor combustión de calorías, un mejor rendimiento energético, la prevención de patologías ligadas a la edad, una mejor gestión del estrés y de las tensiones, y en definitiva una vida mejor. Se practica en cualquier posición, preferentemente en un lugar tranquilo y aireado. Consiste en inspirar y expirar por la nariz y en hinchar el abdomen y el pecho al máximo, expulsar un quinto del volumen y retener (al principio 10 segundos, con el entrenamiento hasta 30 segundos) y para terminar expirar a fondo. Volver a empezar y hacer una serie de 20 alternando respiraciones con y sin retención. Practícala al principio del día, antes de cada comida, en caso de estrés, tensión, cansancio, emociones fuertes, dolor…

La meditación
El objetivo es dejar de pensar. La meditación pemite centrarse en si mismo, en la naturaleza, y dejar de ser el juguete de nuestros pensamientos… Por la mañana, al levantarte o por la noche, antes de acostarte, elige un lugar tranquilo y sin ruidos. Enciende una vela y siéntate en el suelo. Concéntrate en tu respiración, en la circulación del aire, en la llama de la vela. Para comenzar a meditar, fija tu mirada en la vela situada a unos diez centímetros, a la altura de los ojos. Cuando te venga un pensamiento a la cabeza, observa la vela y deja que el pensamiento pase. No reacciones y saborea este momento de libertad.

Hacer ejercicio

La actividad física aumenta la masa muscular, estimula la secreción de la hormona del crecimiento, reduce la glicemia, mejora la distribución del oxigeno y de los nutrientes, mejora la respiración y el rendimiento energético, reduce los riesgos de sobrepeso, de diabetes, de enfermedades cardiovasculares, de osteoporosis y de ciertos cánceres, retarda el envejecimiento y atenúa el estrés.

Para empezar, aumenta diariamente tus movimientos: sube las escaleras en lugar de usar el ascensor, camina más, juega con los niños, haz más bricolaje, arregla el jardín…

Durante la semana, programa uno o varios paseos y aumenta su duración de forma progresiva, monta en bici, vete una o varias veces a la piscina, haz gimnasia...

Cada mes, prevé un fin de semana para caminar por el campo, hacer gimnasia, jugar al golf, al tenis, pasar un día en un parque acuático…

A lo largo del año, ofrécete al menos dos veces al año vacaciones activas: bicicleta, natación, golf, curas termales…

Compartir

¡Ábrete a los demás! Las relaciones afectivas son tan importantes como los alimentos. No te encierres en tu viejo círculo de amistades. ¡Sal y haz amigos! Participa en actividades diversas, inscríbete en una asociación cultural o deportiva, ayuda a los demás en una asociación humanitaria...

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UNA ALIMENTACIÓN SANA

Las bebidas

El agua
Opta por un agua mineral, con al menos 1000 mg de bicarbonatos, 300 mg de calcio, 80 mg de magnesio, menos de 500 mg de sodio, menos de 500 mg de sulfatos, menos de 5 mg de nitratos y menos de 3 mg de fluor por litro. La presencia de silicio también es importante. Ten siempre una pequeña botella de agua contigo. Utilízala también para las bebidas calientes y para la cocción de alimentos (pasta, arroz…)

El té
Bebe cada día al menos tres tazas de té verde repartiéndolas a lo largo de la jornada. En caso de hipersensibilidad a la teina, reemplázalas por infusiones.

El café
Limita su consumo a raras ocasiones, cuando necesites sentirte más dinámica, o para darte un placer. El café aporta más inconvenientes (reducción de la absorción, de vitaminas B, pérdidas urinarias en magnesio y calcio…) que ventajas (mejora de las crisis de asma o de las migrañas…)

El alcohol
Salvo contraindicaciones, una copa de vino tinto en la comida (por la noche reduce la « micro hibernación » de la noche) posee efectos protectores para la salud, pero siempre que no se realice un consumo cuantitativo superior y concentrado.

Los productos lácteos

A pesar de que tradicionalmente se recomiendan los productos lácteos, en realidad son poco recomendables. Es cierto que la leche de vaca es fuente de calcio, pero contiene demasiado fósforo, grasas saturadas y lactosa, que puede provocar problemas digestivos y de cataratas. Ciertos productos lácteos (queso, crema fresca, mantequilla) son de hecho muy calóricos.

Par obtener aportes cálcicos suficientes, reemplaza la leche por el agua mineral rica en calcio, leche de soja enriquecida, tofu, sardinas, almendras, nueces, higos, aceitunas, espinacas, puerros, brócolis, coles, hierbas aromáticas (albahaca, tomillo… )

El producto lácteo más recomendable es el yogur con bífidus y lactobacilus. Los quesos más adecuados son los más secos (manchego curado, parmesano, emmental, comté…)

Las grasas

En Okinawa no se utiliza ni mantequilla ni margarina, tan sólo aceites con pocos ácidos grasos saturados y Omega 6 que presentan inconvenientes para la salud, y sin embargo contienen buenos ácidos monoinsaturados.

La síntesis de los estudios realizados desde hace años, llega a la siguiente conclusión: más vale limitarse al aceite de oliva. Lo ideal es el aceite virgen, bio, en botella de vidrio o en un recipiente metálico, pero nunca en plástico. Si se consumen 2 cucharadas soperas de aceite y tres pescados grasos por semana se obtiene una cantidad óptima de Omega 3.

Los pescados y mariscos

Como en la mayoría de las islas, en Okinawa abundan los pescados y mariscos en detrimento de la carne. Tienen la ventaja de ser menos ricos en hierro, un potente prooxidante y proinflamatorio, en grasas saturadas y en colesterol. Por el contrario, contienen grasas de tipo Omega 3, magnesio, taurina y yodo, nutrientes que previenen contra ciertos problemas como la fatiga, el nerviosismo y el estrés.

Ya sea crudo, marinado, al vapor… tendríamos que consumir pescado al menos una vez al día, y tres tipos de pescados grasos a la semana (sardinas, arenques, anchoas, salmón, trucha de mar…) Si puede ser, lo mejor es que sean variedades salvajes. Resérvate el salmón ahumado para las grandes ocasiones porque al ahumarse se pierden ácidos grasos Omega 3. También son muy recomendables los mariscos y moluscos.

Las carnes

¡En Okinawa el porcentaje de carne consumida (cerdo y aves) no supera el 10% de las comidas! De hecho los habitantes de la isla comen sobre todo las patas y el hocico de cerdo, muy pobres en grasas y muy ricos en tejido conjuntivo, y preparan la carne de tal forma que hace fundir las grasas.

La carne contiene muchas grasas saturadas, lo que provoca sobrepeso, problemas cardio vasculares y ciertos cánceres. También aporta hierro en exceso. Si está demasiado cocida, desarrolla sustancias tóxicas. Sin embargo es indispensable para las mujeres embarazadas o que sufren de carencias de hierro, y para los niños.

¡Que no cunda el pánico si eres una auténtica carnívora! La carne y los huevos no están excluidos del programa Okinawa adaptado a occidente, se pueden consumir de una a tres veces por semana. Consume preferentemente carnes blancas, conejo y pato, que tienen la ventaja de contener menos hierro y grasas saturadas que las carnes rojas.

La soja

Okinawa es la región del mundo en la que más se consumen la soja y sus derivados. Es incluso una de las principales claves de la longevidad con buena salud. Es un alimento que contiene muchas ventajas: es rico en proteínas vegetales que pueden sustituir la proteínas animales, grasas protectoras y fitoestrógenos, hormonas que entre otras cosas, poseen la cualidad de ser potentes antioxidantes.

Aunque parezca complicado consumir tanta soja como en Okinawa, se recomienda ir aumentando progresivamente su introducción en la alimentación diaria. Empieza por reemplazar la leche de vaca por la leche de soja enriquecida en calcio no azucarado, los yogures por yogures de soja, la crema fresca por la crema de soja para cocinar… Puedes ir acostumbrándote a los productos a base de soja hasta conseguir consumir al menos una vez al día.

Los cereales

Como en toda Asia, en Okinawa domina el consumo de arroz con respecto a otros cereales. ¿Cuáles son sus ventajas? El arroz no contiene gluten, que provoca alergias o intolerancias en muchas personas. Lo ideal es que sea integral o basmati.

Consume cereales al menos dos veces al día. Ya sean cocidos, en copos, en sémola… y mejor si no contienen gluten. Las pastas y pasteles se pueden preparar con harinas que no contengan gluten (maíz, castaña, soja, arroz…) De forma general es preferible consumir cereales para cenar, con verduras. Son energéticos y favorecen la relajación y el sueño.

Las frutas y verduras

En Okinawa, los más ancianos tiene un excelente secreto: comen 5 verduras al día. Sus múltiples cualidades (son poco energéticas, ricas en vitaminas, minerales y fibras…) y sus beneficios para la salud son conocidos por todos. Introduce progresivamente verduras de 7 categorías: verdes, rojas, violetas, secas, crucíferas y de la familia allium (puerros, ajos, cebollas… ¿Te parece difícil? Tienes mucho donde elegir y las puedes preparar en ensaladas, sopas, zumos…

Las frutas son más caras en el archipiélago y por tanto son menos consumidas. Sin embargo son imprescindibles por sus numerosos efectos positivos en nuestro organismo. Al igual que las verduras, procura incluir al menos una fruta o una ensalada de frutas en cada comida y piensa en comer frutos secos o una pieza de fruta a media tarde o cuando tengas un poco de hambre. Elige sobre todo las más antioxidantes: ciruelas, uvas pasas, manzanas, kiwis, cítricos, albaricoques, mangos, frutas del bosque, fresas, frambuesas…

Las algas, especias y finas hierbas

Las algas, muy consumidas en Japón, son junto con los mariscos, los alimentos más ricos en yodo, indispensable para el equilibrio, sobre todo del tiroides. Utilízalas para enriquecer tus salsas, ensaladas, sopas y otros platos al menos una vez al día.

Las hierbas aromáticas y las especias se encuentran entre los alimentos más antioxidantes, sobre todo la cúrcuma, el jengibre y la galanga, que además es antiinflamatoria. No dudes en condimentar tus platos tanto dulces como salados con jengibre, cúrcuma, ajo, canela o ralladura de cítricos, excelentes antioxidantes.

Fuente: enFemenino.com

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