lunes, febrero 04, 2008

¿ERES UN COMEDOR EMOCIONAL?

El manejo de nuestras emociones

Nuestra vida esta llena de emociones positivas y negativas, como el nacimiento de un hijo, la muerte de un ser querido, el amor o el odio. Desgraciadamente las emociones negativas influyen más en nosotros que aquellas que nos causan alegría o placer.

Desde niños estamos expuestos a emociones, pero todos tenemos diferentes formas de comportarnos o reaccionar a ellas. Podemos decir que las emociones son innatas y aprendidas. Con el paso de los años, cada persona aprende a manejar sus emociones de forma diferente, lo cual se manifiesta en nuestra forma de actuar o conducirnos frente a ellas.

Esta forma de actuar es impredecible, lo podemos ver en las personas que se dejan llevar por sus sentimientos, si estoy contenta y me ponen un plato de comida al frente, puede ser que me incline a comerlo, o por el contrario si estoy triste, puedo dejar de comerlo o viceversa.

Sobrepeso por problemas emocionales

La relación entre el peso corporal y las emociones es muy fuerte; el sobrepeso crea conflictos emocionales como ansiedad o depresión, así mismo, la depresión y la ansiedad pueden llevarte a subir de peso.

Muchas personas sienten un impulso irresistible de comer en abundancia, y no se resisten ante un plato de comida, sobretodo cuando están sometidas a estrés, enojadas, ansiosas o se sienten frustradas. A estas personas se les llama comedores emocionales.

Si comes con ansiedad un plato de comida cuando estás sometido a estas situaciones, puedes sin darte cuenta, ingerir una gran cantidad de calorías y por consiguiente subir de peso. Es importante aprender a controlarte y no dejar que los sentimientos te controlen.

¿Cómo puedes saber si eres un comedor emocional?

Responde este pequeño test y si contestas afirmativamente a alguna de las siguientes preguntas, puedes ser considerado un comedor emocional.

  1. ¿Siempre que comes dejas el plato vacío?

  2. ¿Comes sin tener apetito?

  3. ¿Cada vez que miras televisión te da hambre?

  4. ¿Comes sin control un alimento que te gusta?

  5. ¿Si estás enojada, triste, sola, o aburrida, te refugias en la comida?

  6. ¿No sabes reconocer si lo que sientes es hambre o un simple antojo?

  7. ¿Después de haber comido mucho, te sientes arrepentida?


Consejos básicos para controlar tus emociones y peso

  • Date tiempo para estar a solas contigo misma. Escucha tus pensamientos y sentimientos.

  • Cuando te sientas estresada o decaída y tengas ganas de calmar la tentación con un bocado de comida, te recomendamos que te detengas por unos segundos y pienses sobre lo que estás sintiendo, y si realmente comer es la solución a tus problemas. Prepararte mentalmente, te ayudará a comer de forma moderada y equilibrada.

  • Cuando sientas antojo, pregúntate si realmente tienes hambre y cuando fue la última vez que comiste. Si no estás segura, espera unos 20 minutos y hazte la pregunta nuevamente.

  • Siéntate siempre a comer en la mesa, evita ver televisión cuando estés comiendo, pues no te darás cuenta cuando estés llena o satisfecha.

  • Lleva un diario y anota todo lo que comes, las cantidades que consumiste, donde comiste y como te sentías emocionalmente en ese momento.

  • Haz una lista de actividades que desvíen la atención por la comida, como por ejemplo: llama a un amigo, lee un buen libro, sal a caminar, date un baño etc. Recuerda que lo mejor que puedes hacer es ejercicio, practica algún deporte que te guste como yoga, taichí o cualquier ejercicio relajante.

  • Nunca vayas de compra con el estómago vacío, esto hará que compres sólo alimentos altos en calorías, por el contrario, si te da hambre espera un rato prudente para que se te pase la sensación y luego sal a hacer tus compras.

  • Una vez que termines de comer, piensa que comiste saludablemente y que no necesitas llenar tu estómago para sentirte bien. Recompénsate diciéndote a ti misma lo bien que luces, arréglate más de lo acostumbrado, o ve al salón de belleza. Piensa que tu salud está mejor que nunca y que tus malestares han mejorado.


Fuente: Revista Mi Dieta

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