Como veremos a continuación, en endocrinología, las manzanas y las peras se usan a menudo para caracterizar dos tipos concretos de obesidad.Uno de los factores a tener en cuenta en el campo de la endocrinología, además del famoso Índice de Masa Corporal (IMC), para valorar el estado de nutrición y sus consecuencias futuras en la salud de la persona, es el Índice Cintura/Cadera (ICC) que es muy fácil de calcular y consiste en esto:
ICC:
Perímetro Cintura (cm.)
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Perímetro Cadera (cm.)
Aquí una imagen para ver cómo tienen que medir cada perímetro.
El perímetro de la cintura se mide justo debajo de la última costilla y el de la cadera, a nivel de la zona más amplia más o menos por la zona de los glúteos.
Los valores obtenidos suelen seguir, en condiciones normales, un patrón característico en mujeres y hombres. Siendo los siguientes:ICC para mujeres:
0´71-0´84
ICC para Hombres:
0´78-0´93
ICC Estándar para ambos sexos:
0´80
Lo que nos reflejan estos valores es que las mujeres tienen, por características propias de su condición sexual, un perímetro de caderas relativamente más grande que la de los hombres, que tienen un perímetro de cintura mayor y de cadera menor.
Lo que hace que el ICC normal varíe un poco teniendo en cuenta el sexo de la persona. Esta diferente distribución de grasa se debe principalmente a influencias hormonales y se hace evidente desde la pubertad donde comienzan a manifestarse las primeras diferenciaciones sexuales.
Al patrón de distribución femenina de grasa, se le llama “forma de pera” mientras que al patrón de distribución masculina de grasa, se le llama “forma de manzana”. Ya que en el primero la grasa se “concentra” más a nivel de las caderas mientras que en el primero se aloja más en la cintura dando unas formas que, con un poco de imaginación, nos recuerdan a esas frutas:
Aunque en las dos imágenes aparezca una mujer, lo más normal es que sean los hombres los que tengan la “forma de manzana” exceptuando los casos de obesidad, donde la mujer puede cambiar su forma de pera por la de manzana.En condiciones normales, esta diferencia del ICC para hombres y para mujeres puede no ser muy evidente para pesos normales y bajos. Sin embargo, conforme se van ganando kilos, las diferencias se hacen muy notables y los lugares en donde se acumula principalmente la grasa, crecen aún más. Lo que en la jerga popular vendría a ser:
Hombres: Barriga cervecera y flotador—–>Obesidad Androide—-> Obesidad en forma de Manzana
Mujeres: Cartucheras—> Obesidad Ginecoide—> Obesidad en forma de Pera
A pesar de que ambos tipos de obesidad son dañinos, es mucho más peligroso para la salud la barriga cervecera y el flotador que las cartucheras. Es decir, una obesidad en forma de manzana supone un riesgo mucho mayor que la de forma de pera. Por mucho que estemos acostumbrados a la manzana como símbolo de salud, en estos casos, la realidad es muy diferente.
Teniendo en cuenta las complicaciones con las que viene ya asociada la obesidad, si esta viene en forma de manzana vendrá con un extra adicional de enfermedades que muchas veces son proporcionales al perímetro de la cintura y son:
-Enfermedad Cardiovascular:
-Hipertensión Arterial
-Dislipemias
-Infarto de Miocardio
-Diabetes Tipo II
-Apnea del Sueño
Por el contrario, la obesidad en forma de pera es mucho menos dañina y no se asocia a los problemas comentados antes con tanta frecuencia. Sin embargo, los obesos que tienen forma de pera terminan con el tiempo desarrollando una en forma de manzana, ya sea mujer u hombre.
Así pues, no sólo hay que tener en cuenta en una obesidad la cantidad de grasa existente, sino donde se sitúa principalmente. Teniendo en cuenta que los hombres tienden a engordar a nivel de la cintura y las mujeres a nivel de la cadera, son éstas últimas las que salen mejor paradas cuando se empiezan a ganar kilos de más. Pero todo tiene un límite, a partir de ciertos kilos la obesidad en pera se convierte en manzana y se añaden entonces los riesgos propios de ésta.
Así que, si es hombre y tiene más de 102 cm. de perímetro de cintura o es mujer y tiene más de 88 cm. sepa que a partir de esas cifras comienza a estar en riesgo.
Fuente: Adam.com
Agua y vida
En todos los seres vivos el agua es de importancia vital ya que su pérdida o ausencia puede ocasionar problemas y/o trastornos muy serios. Si no se consume diariamente la cantidad de agua requerida, se presenta un desequilibrio en los líquidos corporales, lo que puede ocasionar una deshidratación que podría llegar a ser mortal.
Negocios
Estudios recientes revelan que los niveles de ácidos grasos omega 3 aparecen siempre con valores reducidos en pacientes deprimidos
La experta inglesa llegó a esta conclusión tras constatar el efecto de los cambios operados en los últimos 50 años sobre los alimentos que ingerimos: procesos industriales de elaboración y conservación, modificación de los piensos para ganado y de los abonos o pesticidas empleados en huertas y sembrados «están provocando que la cantidad y calidad de los ácidos grasos esenciales, los minerales y las vitaminas que todos consumimos se haya visto alterada en gran medida», según la autora.
El meta-análisis asegura que este decalaje es particularmente más acentuado en las nuevas generaciones: «Sólo un 30% de los adolescentes británicos admite consumir por lo menos una comida elaborada con productos frescos al día, por un 50% entre los mayores de 65 años», puede leerse en sus conclusiones.
Por su parte, en EEUU los psiquiatras prestan cada vez mayor atención al potencial de los ácidos grasos omega 3 sobre la depresión. Al igual que los investigadores del metaanálisis británico, Marlene Freeman, de la Universidad de Tucson, Arizona, sostiene que los ácidos grasos omega 6 de semillas vegetales han venido sustituyendo los últimos años a los omega 3 en las dietas al uso de occidente. La psiquiatra estadounidense vincula este hallazgo al hecho de que los niveles de ácidos grasos omega 3 aparezcan siempre con valores mínimos en los pacientes deprimidos.
Las personas fumadoras tienden a salar más sus comidas por lo que son más propensas a desarrollar hipertensión arterial.
Un truco muy práctico cuando se quiere reducir el consumo de sal y el paladar no está aún acostumbrado al sabor más natural de la comida, consiste en cocinar sin sal y añadir una pizca de sal cuando el plato ya está elaborado. De esta forma, se consigue que las papilas gustativas se estimulen rápidamente al contacto directo con la sal y que no se note tanto que la comida está cocinada sin ella. También se puede sustituir la sal común por sal marina que tiene un sabor más acentuado y permite emplear menor cantidad para sazonar las comidas.
No obstante, la mejor forma para saborear plenamente las comidas es dejar de fumar. Cuando una persona fumadora habitual abandona el hábito, va notando cada vez más los sabores propios de los alimentos.